Una vez llegan las cajas con la uva a la bodega, se reciben sobre una mesa de selección donde se escogen los mejores racimos. Tras una corta maceración, se procede al prensado de la uva y el mosto obtenido se desfanga para mantener los sabores originales de la variedad Albariño, protagonista de este vino. La fermentación se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada, usando levaduras autóctonas. El vino se mantiene sobre sus lías finas durante seis meses, lo que aporta un paladar denso y redondo